
¿Cómo lavar el pelo graso?
El cuerpo humano funciona en completo equilibrio para preservar los órganos, asegurándose que cada uno cumpla con las tareas que corresponde, lo que a su vez, genera en el individuo un óptimo estado de salud.
Sin embargo, existen factores tanto internos como externos que pueden alterar los procesos naturales que se dan en el ser humano, afectando el correcto funcionamiento del organismo, por lo que éste en su defensa, se manifiesta de diferentes formas para hacer notar que algo no marcha bien.
Es allí donde se producen alteraciones visibles, tal como la piel grasa, que no sólo se encuentra en el rostro o en otras partes específicas del cuerpo, sino que también puede presentarse en el cuero cabelludo, dejando una apariencia brillante que puede ser desagradable, porque pareciera estar sucio aún cuando este se acaba de lavar.
Al estar frente a esta situación, se suele pensar que lavando con más frecuencia, es decir a diario, ésta molesta acumulación de sebo en la raíz del cabello desaparecerá, pero resulta que esta acción produce el efecto contrario. Y es que, al reducir el tiempo entre lavados, las glándulas sebáceas se estimulan demasiado, por lo que producen mayor cantidad de grasa, lo cual se vuelve cada vez más evidente.
A pesar que esto puede ser un problema serio, ¡no desesperes! porque tiene solución, y dependiendo de las causas que den origen al pelo graso, la forma de combatirlo puede resultar muy sencilla.
A continuación te explicaremos cuáles son algunos de los factores que producen el pelo graso, pues con esta información podrás aplicar los correctivos necesarios en tu estilo de vida para evitar esta alteración. Pero, lo más importante es que te daremos algunos tips para que puedas combatir y solucionar el problema del pelo graso y así lucir una cabellera radiante y sedosa sin rastros de suciedad.

¿Cuáles son algunas de las causas que originan el pelo graso?
La grasa en el cuero cabelludo surge debido a que las glándulas sebáceas producen más sebo de lo normal, almacenándose en la raíz del folículo. Esto puede ocurrir como respuesta a un descontrol que se encuentra presente en el organismo ocasionado por el estrés, el uso de ciertos medicamentos, cambios hormonales propios de la adolescencia y del embarazo o por motivos hereditarios.
Pero no solamente las condiciones internas dan origen al pelo graso, pues este también puede surgir por otras razones, como las expondremos a continuación:
Tipo de cabello: los cabellos finos y lacios son más propensos a verse graso pues por su estructura, no llegan a utilizar todo el sebo que se produce, haciendo que este se deposite en la raíz.
Cepillado inadecuado: si cepillamos en exceso estimulamos la producción de grasa, al igual que si no limpiamos regularmente el cepillo, estaremos dejando partículas de suciedad en el cabello.
Tocarse mucho el cabello: pasando la suciedad, grasa y bacterias depositadas en las manos directamente al pelo.
Productos con óleos: y aceites naturales que han sido diseñados para cabellos secos. Si los utilizas en un cabello graso, se pronunciará esta apariencia desagradable, aún estando limpio.
Lavar con frecuencia: si recurres al lavado diario, el cuero cabelludo producirá más sebo y siempre lo mantendrás grasoso, por lo que conviene esperar dos o tres días entre lavados.
Lavado incorrecto: otro de los errores más comunes está en dejar residuos de productos como el champú o enjuague al lavar, pues no se retiran en su totalidad.
Conociendo las posibles causas del pelo graso, puedes modificar tus hábitos de higiene o cambiar el estilo de vida para que sea más saludable, y así contrarrestar este efecto, logrando esa cabellera radiante y sedosa que tanto queremos.

¿Qué consejos debo seguir para lavar correctamente el pelo graso?
Llama la atención, que entre las causas que provocan el pelo graso se encuentra el lavado incorrecto del cabello, por lo que te daremos algunas recomendaciones para que corrijas tus hábitos de higiene y favorezcas con ello la apariencia de tu cabellera.
Desenreda el cabello antes de lavar: para que los productos de limpieza penetren con facilidad y cumplan con su misión de manera efectiva. De igual manera, ayudarás a desprender partículas que se encuentren acumuladas en el cabello.
Utiliza agua tibia: para favorecer la circulación y mantener las cutículas cerradas para que el sucio no se inserte en la fibra capilar.
Usa productos adecuados: para cabello graso, ya que tendrán los ingredientes necesarios para limpiar y dejar en equilibrio el cuero cabelludo. Evita los productos con sulfato, pues suelen ser agresivos removiendo la grasa, pero en el acto estimulan las glándulas sebáceas, que al final terminarán produciendo más sebo.
Aleja el acondicionador de la raíz: aplica exclusivamente de la zona media hacia las puntas, ya que tiende a hidratar la fibra capilar provocando la secreción de sebo con rapidez.
Aprovecha el champú en seco entre lavados: para mantener una apariencia limpia y agradable, evitando tener que lavar a profundidad hasta por dos o tres días, dependiendo de las preferencias particulares.
¿Cómo lavar el pelo graso?
Es importante recordar que, así como cuidas la piel de tu rostro y del resto del cuerpo, también es necesario dediques tiempo para atender el cuero cabelludo, para garantizar una melena frondosa y saludable que se encuentre completamente limpia, sin presencia de polvo ni rastros suciedad.
Para ello, debemos exfoliar el cuero cabelludo con productos especialmente diseñados, que nos ayudaran a remover las impurezas y las células muertas que se encuentran en la raíz, evitando la obstrucción el folículo con la acumulación de suciedad.
De igual manera, se sugiere lavar a profundidad cada tres o cuatro días, realizando suaves masajes capilares, con especial énfasis en la zona de la nuca y detrás de las orejas, para retirar el exceso de sebo que se suele acumular en estas áreas.
Con estos consejos puedes estar tranquila que conseguirás mantener tu cabello con una apariencia limpia por más tiempo, solo es cuestión de implementar unos pequeños cambios dentro de la rutina para empezar a notar la diferencia.
